miércoles, agosto 23, 2006

INSOMNIO.

Desde que despunta el sol por el horizonte, me preparo para la adversidad. La sombra de una noche en vela se marca en la cuenca de mis ojos y mi cuerpo inmóvil yace sobre un colchón desordenado. Mis miembros pesan toneladas y mi ánimo es apenas una grúa de ínfimo tamaño, con lo que el movimiento se convierte en un esfuerzo titánico. Mi mirada está clavada en el techo, observando como las grietas se abren camino lentamente sobre la blanca escayola, al igual que las que van creciendo en mi voluntad. Y repaso el mundo desde allí anclada y no le encuentro sentido.

Ya no pienso en ti. La verdad es que ya no pienso en nadie.
De hecho, creo que hace tiempo dejé de pensar, a pesar de que mi mente esta llena de ideas inconexas y desordenadas que se mueven en ondas centrífugas produciendo una energía desconcertante que todo lo envuelve. Tantas ideas juntas en tan poco espacio, que un día mi cabeza explotará formando una lluvia intensa de colores e imágenes incomprensibles para cualquier extraño.

A partir de ese momento, una fuerza inconsciente que me dirige, y todo es más fácil porque sólo he dejarme llevar. Levántate, dúchate, vístete, desayuna, coge el coche, ve al trabajo, enfúndate una sonrisa prefabricada, se monótamente infeliz o aburridamente feliz, compra todo lo que puedas, no dejes pasar un 2x1 y consume doble si está al 50%, come sin ganas, sigue trabajando para seguir comprando y cuando te hastíes, vuelve a una casa que no es tuya para intentar descansar. Vivo la vida en imperativo. Mi cuerpo funciona como un piloto atomático que no cuestiona las órdenes sino simplemente las ejecuta.




Y otra vez me encuentro inmóvil frente a mi particular potro de tortura: una cama vacía, de aspecto pálido, con sábanas tensas y suaves, con suave fragancia a lavanda.

Morfeo me es infiel, y yo he sustituido su dulce abrazo por las frías caricias de la vigilia.

Para Ro:
"Brindemos porque nuestros sueños vuelvan a ser dulces y no tengamos miedo a lo que nos espere mañana."

Fotografía de Rosa Muñoz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Demasiados días sin pasar.

Empiezo, como es insultantemente lógico, por el primero de los no leídos. Y me ha gustado. Te digo mi conclusión. Somos humanos computacionales, hasta que uno o varios hilos de nuestra secuencia se separan del telar y provocan...estas cosas que sabemos.

Primer beso.