domingo, octubre 05, 2008

Alfas, Betas, y otras especies

Julián se acercó a la barra del fondo, nadando contracorriente entre el tumulto que llenaba el bar. La música machacona retumbaba por todos los rincones mientras las ordas adolescentes se movían a su son.
Cuando por fin logró alcanzar su objetivo se atrincheró en una esquina donde había un hueco donde poder disfrutar de nuevo de un mínimo espacio vital sin ser invadido.
- Un gin tonic de Bombay Saphir.
El camarero con su camiseta ajustada de Dolce&Gabanna blanca asintió mientras le mostraba una blanca sonrisa blanca. Su cuerpo sin ser excesivamente musculoso rellenaba a la perfección la camiseta y los vaqueros que eran una marca irreconocible para él, pero que tenían pinta de ser bastante caros. El pelo engominado surcaba senderos a ambos lados en un estudiado despeinado. Julián revisó su indumentaria mucho más informal y descuidada y ratificó su sensación de estar fuera de lugar. Él odiaba este tipo de bares fashion de medio pelo donde la música es horrible, todos los tíos parecen metrosexuales de clase media baja y las chicas aspirantes Victoria Beckham con tacones rojos a conjunto del bolso, la mayoría de ellos comprados en el mercadillo, todos en una actitud constante de búsqueda de acercamiento físico. Por que él prefería los bares más independientes tirando a cutres evitaba esa clase de locales siempre que podía pero era el cumpleaños de Keko y a petición del homenajeado, vamos a un garito con tías buenas, esa noche no cabía la discusión.
- Aquí tienes. 7 euros. – le dijo el camarero mientras le observaba de un modo rápido mientras el sacaba el dinero- Andy, me salgo diez minutos. Pásate a este lado..
El camarero de la sonrisa perfecta tras cobrarle se sentó sobre una de las cámaras mientras él seguía apoyado sobre la barra observando a sus amigos. Fran se había perdido y Keko y los otros dos estaban debajo de la tarima babeando viendo bailar a la go-gó, una preciosa rubia apenas vestida con un corsé rosa unas bragas minúsculas y un liguero blanco con medias a conjunto.
- No vas con tus amigos – le preguntó el camarero mientras se abría un tercio.
- Bueno, creo que mejor les espero aquí. Ya hay bastantes babas alrededor de la tarima con la que desprenden mis colegas
- Vaya, creo que eres de los pocos tíos que hay aquí que no mira a Diana.
- ¿Diana?
- La go-gó.
- Ahh... puede ser... no sé, tampoco me he fijado mucho.
- Pues eso digo, que es raro.
- ¿Raro?
- Si, raro.
- Bueno... no sé... – dijo algo aturullado – tú tampoco la miras.
- Ya – contestó con una sonrisa de medio lado y mirándole a los ojos. – pero yo soy gay . ¿y tú?
- ¿Yo?... yo no.

Julián por un momento notó que se sonrojaba. ¿Por qué coño tenía la gente que dar por supuesto que era gay por no que no le llamase la atención una tía en ropa interior contoneándose delante de un montón de hombres en actitud de machos cabríos en celo? Todo eso lo pensó pero no le hizo falta decirlo porque su cara le traicionó.
- Tío, no te cabrees. Era sólo una pregunta. No sé, me ha parecido curioso simplemente. No se ven muchos tíos heteros que no les guste Diana bailando, simplemente.
- A ver, si la chica está bien pero que, no es mi tipo.
- ¿Qué esa tía no es tu tipo? – dijo riéndose ante la mirada endurecida de Julián
- Perdona tío , no quería reirme, pero es que me parece raro. ¿Tú la has visto bien?
- Hostias, claro, pero si es muy guapa... quiero decir ... que está muy buena. Que vamos, que si me la ponen delante no iba a decir que no. Coño, no soy idiota. Pero digo que seguramente vestida de otra manera, si fuera de otro estilo, con esa cara y ese cuerpo vamos que si que me encantaría.
- Ajá. Si fuera más modosita.
- No, tampoco eso. Que va. Pero seguro que esa chica me gustaría más con unos vaqueros y una camiseta que ahí arriba meneando el culo vestida a lo conejita playboy.
- Juas. Que mal lo tienes, hetero y romántico. – dijo mientras se encendía un cigarro y le ofrecía otro a él – Tienes el tema jodido. Aquí esta noche tengo yo muchas más posibilidades que tú en irme acompañado a caso. Y mira que aquí hay poquísimo ambiente.
- Lo sé. – contestó mientras se encendía el cigarro – De todos modos no es cuestión de romántico. Joder a mí me gustan las tías guapas, bueno, más que guapas que a mi me parezcan atractivas. No sé pero que tengan algo, que sean inteligentes, que no sean unas pavas ni unas pijas. Que tengan algo en común conmigo y que me aburra como una ostra al quedar con ellas para algo que no sea llevármelas al catre.
- Vale, vale, vale... pero tú lo pides todo.
- Y encima esas tías especiales que me gustan pierden el culo por tíos como los primates de mis amigos, machos alfa peleándose por una tía con las tetas grandes bailando en plan guarrona. Como ella... – dijo señalando a la gogó.
- Perdona, pero Maite...
- ¿Quién es Maite?
- Maite es Diana, la gogó. Es su nombre de verdad.
- Ahh.
- Maite ahí donde la ves bailando como una guarrona que tú dices, estudió danza en el conservatorio durante no sé cuantos años, y ha terminado una carrera en la universidad. Sociología creo, y ahora está haciendo un master. Trabaja aquí y se lo paga ella con lo que saca. Y además es una tía de puta madre, supercariñosa y diviertídísima, es amiga mía y ya te gustaría a ti estar con una mujer así.
- Perdona, no quería ofenderte. Era un decir.
- Ya...
- En serio. Que no iba por ella en concreto era por las tías en general que he conocido en sitios como este. Si es que yo, no sé ni lo que hago aquí. De todos modos, ¿sabes? Diana sigue sin gustarme mucho, pero Maite ... con lo que me has contado, bueno, ya me parece otra cosa.
- Lo sé. Pero que sepas no tienes nada que hacer con ella- puntualizó con un tono de sacarsmo – Mi descanso se acaba. Tengo que ponerme a trabajar.
- Si, y yo mejor me voy a dormir o a leer un rato a Capote. Y perdona por lo de tu amiga.
El camarero levantó la mano con un gesto que parecía restarle importancia la situación. Julián se acercó a sus amigos para despedirse y desatendiendo a sus súplicas de que no se fuera. Volvió a luchar contracorriente hacia la salida al mismo tiempo que la gogó bajó de su tarima para acercarse a la barra sorteando el acoso de algunos varones por el camino.
- Cielo, ponme un ron preparado.
- Marchando.
- ¿Qué? Te he visto hablando con tío un buen rato. ¿Ya has ligado?
- Que vá. Era hetero.
- Ah.
- Eso sí, un poco raro.
- ¿Si? – Dijo ella mientras daba un sorbo
- Si, un poco friki, no sé que historia me ha contado de que no le gustaban las gogós pero si las tías guapas que le hablan, que no sabía que hacía aquí y que se iba a leer a Capone.
- ¿A Capone? Querrás decir Capote.
- Eso.
- Que bruto eres
- ¿Quién es Capote?
- Un escritor muy bueno. A mi me gusta mucho.
- Pues ése.
- Y lee Capote.. – Dijo ella mientras daba otro sorbo y hacía caso omiso a la mirada de un borracho que tenía justo al lado de ella – Y es atractivo ese chico, ¿no?
- No sé – dijo el camarero con gesto despectivo.
- Venga, si te lo comías con la mirada.
- Digamos que no estaba mal.
- Vaya... pues que lástima. Tenía pinta interesante... aunque aquí ya se sabe lo que hay... .- Hablaba mientras hacían un barrido a su alrededor y cogiendo aire pensando en la noche que le esperaba. - Voy al baño. Guárdame la copa que ahora vuelvo.
Medio minuto después de marcharse Maite al aseo el camarero al darse la vuelta vio a Julián al otro lado de la barra.
- ¿Pero no te ibas a dormir?
- Se me había olvidado la chaqueta. Pero ya me voy.
- Pues me parece que no te vas. Espérate que voy a ponerte una copa. A esta invito yo.
- Yo, perdona, pero no...
- Cállate y hazme caso. Por lo que me dices tú lo tienes que tener muy complicado con las mujeres, se te nota en la cara. Así que aunque te parezca una locura tú hazme caso. Así que siéntate, tómate la copa y no la cagues. Me parece que hoy va a ser tu noche de suerte.


Texto: Ilsa Grant
Imagen: Jeff Koons
BSO: The Smiths “This Charming Man”

http://www.youtube.com/watch?v=kGnjrTkv1gs

REMORDIMIENTOS


Son las tres de la mañana y al mirarse al espejo lo ve todo negro. Su cara se ha convertido en una caricatura que pretende asemejarse a un cuadro de El Greco, con su cara lánguida y esas dos sombras negras abrazando sus ojos. Y es que Ricardo no puede dormir.Las noches se han convertido en un pasar lento del segundero, en una montaña de minutos eternos sin descanso y con el lastre del cansancio

Hasta el último momento se ha negado a recurrir a los remedios que le ofrece la industria farmacéutica pero esta noche, al borde de la desesperación, se plantea que sólo existen dos posibilidades ante su grave problema: los somníferos o el alcohol, y piensa con ironía que puesto a volverse un adicto mejor hacerlo a algo que tenga el beneplácito de su médico. Últimamente recurre mucho a la ironía ya que apenas le quedan unos resquicios de ese gran sentido del humor que siempre le ha caracterizado hasta en los peores momentos.Desde hace algunos meses una sensación de desasosiego permanente se ha hecho dueña de su vida, una inquietud dolorosa que le aprieta el pecho y que le acompaña casi a todas horas como una fiel sombra. Hace un año solamente su vida era tan sencilla, tan plácida que le cuesta pensar que no fue un sueño.


Se sienta frente al televisor mientras hace un zapping inquieto entre reposiciones de series de los noventa y tele-tiendas a la caza y captura de una víctima incauta con su tarjeta de crédito a mano. Se aprovechan de nuestro cansancio para que caigamos y les compremos. Serán cabrones, dice para sí mismo mientras deja caer el mando sobre el sofá. No puede evitar que le venga Lola a la cabeza y le entran unas ganas terribles de llorar. Respira hondo Ricardo, respira hondo. De mañana no pasa el hablar con ella, no queda más remedio, pero no encuentra las fuerzas para enfrentarse a ella aunque tiene claro que Lola sabe lo que va a suceder. Son muchos años juntos y le conoce bien. El dolor en el pecho es cada vez más fuerte, sabe que no es un infarto eso ya se lo dijo el médico es la puta ansiedad, que no te mata pero joder, cómo duele. Lola, con todo lo que hemos pasado juntos… Es incapaz de moverse el corazón le va a mil. Con Natalie y con Pep fue diferente, con ellos fue menos tiempo, son más jóvenes y tienen mil oportunidades por delante, pero Lola… la pobre Lola, ¿qué va hacer ella sola y ahora que su hijo se ha ido a cientos de kilómetros de distancia a estudiar?


Su mujer acaba de aparecer por el dintel de la puerta con cara de sueño y el camisón arrugado.

¿Sigues dándole vueltas a lo de Lola?

Ricardo es incapaz de hablar.

No queda más remedio, y lo sabes.

Asiente.

Pero quizás, a veces pienso, que quizás si no hubiera comprado el coche, si hubiera aguantado más tiempo y no hubiera…

Déjalo. No le des más vueltas, lo hemos hablado mil veces y no queda más remedio.

Lo sé, pero es tan duro… y si…

Ricardo, sólo te falta hipotecar tus calzoncillos.

Ella le abraza y por fin una lágrima rebelde sale de los ojos de él mientras acierta a decir, espérame en la cama que ya voy.


Se vuelve a mirar en el espejo antes de entrar en la cama, y vuelve a ver el mismo rostro demacrado. Y yo me pregunto, ¿habrá llorado alguna vez Botín al despedir a alguien? Y mañana saldrá el ministro de trabajo y dirá cientos de miles de parados, y bla bla bla. Y el de enfrente diciendo que son unos incompetentes, y más bla bla bla. Joder, ya les podía dar a ellos la ansiedad, digo yo, o a Bush, tampoco estaría mal. Y mientras se arrastra hasta la cama sabe que vendrán tiempos mejores, tiempos en los que volver a ir a pescar los domingos tranquilamente, porque todo pasa en esta vida, y que surgirán nuevas oportunidades y volverá la calma pero mientras que eso llega el futuro es desalentador. Mañana Lola se irá al paro con 54 años y un futuro incierto y él no va a poder dormir en mucho tiempo por culpa del remordimiento.



Texto: Ilsa Grant

Imagen: Pierre Gonnord

BSO: Pet Shop Boys “You are always in my mind”