jueves, septiembre 28, 2006

La maleta de flores.

(...) Palmira permanecía estática al final de la cola. Era un tren de trayecto corto, pero para ella suponía el paso más grande de toda su larga vida. La distancia física por lejana que sea nunca es tan insalvable como la distancias mentales. Hay caminos que llevan una vida recorrer. Otros ni siquiera son iniciados quedando vacíos y huecos, sin sentido porque el viajero no los ha recorrido. Éste era un viaje que mil veces realizado por su imaginación, pero su valor nunca le permitió levantarse de su sillón encarnado, hasta esa mañana de octubre.
Miró hacia el suelo, envidiando los tacones de su antecesora en la fila. Hacía años que sus pies no toleraban esos excesos y sus piernas surcadas de senderos encarnados le recordaban a cada paso el peso del tiempo y el cansancio acumulado desde aquel día lejano en el que comenzó a perder sus sueños. Ella se recordaba así misma como una joven llena de ilusiones, activa y atractiva, que nació en un mal momento y a la que se le dieron pocas oportunidades. Siendo más niña que mujer comenzó a trabajar, y no paró de trabajar en toda su vida. Cuando tuvo su primer hijo su marido le aconsejó, a base de gritos, que dejase la fábrica y cuidase más de la casa. Así su única veta de independencia se esfumó, dejando lugar a un trabajo sin horarios y sin ningún tipo de compensación más que algunas medias horas arrancadas al cansancio para sentarse en su sillón encarnado. Allí era donde fantaseaba con imágenes de países lejanos extraídas de unos semanarios antiguos. Por mucha memoria que intentó hacer, no supo distinguir el momento exacto en el que cambió su maleta de deseos por una bolsa de la compra repleta de resignación. Resignarse es el último escalón, es la muerte de la ilusiones, un acto terrorista de nuestra mente, la única herramienta eficaz para aniquilar la esperanza, y Palmira en un acto de superviviencia, tuvo que ejecutar la suya sin piedad al tener su segundo hijo. Si la esperanza no existe, no te queda más que disfrutar y apreciar lo que conforma tu vida. Luego llegó la tercera, una niña, y ella se prometió que iba a luchar porque tuviera la vida que su madre nunca disfrutó.
Venticinco años pasan demasiado rápido cuando tienes muchos proyectos, pero se convierten en un desierto de minutos cuando no existe un motivo por el que levantarte cada mañana. Palmira disfrutó de cada uno de los instantes de su vida, exprimiéndo su existencia por y para sus hijos. Su pequeña se convirtió, finalmente, en algo que ella nunca había podido ser: una mujer autosuficiente. Tan autosuficiente que ni siquiera a ella le necesitaba. El último año de soledad en una casa compartida con un extraño, al que le unía una tarjeta de la seguridad social, dos nietos, tres hijos y un anillo estropeado por la lejía, era lo único que le quedaba. Se echaba a temblar pensando que en menos de un año y medio él se jubilaría, y ella tendría que verle a todas horas. No sorportaba la idea de la imagen de ese hombre tosco y cascarrabias invadiéndo su espacio vital a todas hora , compartiendo el aire que respira y gastando el resto de los minutos su vida junto a ella. Ese día, tras treinta y tres años de condena, tuvo el valor de llenar su antigua maleta de flores y dirigirse a la estación de autobús. Pensaba recuperar sus sueños, arrebatados por la rutina y el miedo.
Cuando sus atrofiadas rodillas iban a flexionarse para subir el primer peldaño del tren, pensó en que ella no tenía hueco en la vida de su hija. Si se refugiaba en su casa, se iba a convertir en un lastre para su niña. No tenía derecho. Y sabía que sus hijos no iban a comprender nada. Su marido le había desgastado la autoestima a base de miradas de reproche y de palabras subidas de tono, pero nunca agredió físicamente más que a alguna puerta o alguna pared que se encontró en su camino algún día de ira. No era suficiente motivo como para que le acogiesen en una de esas casas para mujeres que abandonaban asustadas a sus maridos. ¿Y qué hacemos las que lo hemos dejado todo para cuidar al resto sin pedir nada a cambio? ¿ Dónde hay sitio para nosotras?. Sabía que estaba en la puerta del infierno, a un paso de la salida. No era un buen lugar donde vivir, pero era conocido, era su mundo, su espacio. Sabía donde estaba el peligro, donde crecía el fuego, era su infierno personal. Pero después de ese tren, no tenía ni idea de lo que le esperaba. Entonces sintió pánico. Tanto tiempo buscando el valor suficiente, motas diminutas que fue barriendo día a día por las esquinas de su casa y guardándolo como su único tesoro, y en un instante, todo el que tenía se esfumó de golpe.
Y la resignación volvió a colarse en su maleta de flores, haciendo que pesase una tonelada para esos brazos finos y con artritis. Palmira con un hilo de voz sólo supo pedir perdón al que tenía detrás esperando subir tras de ella, mientras se apartaba de la fila con lágrimas entre sus ojos. Caminando de vuelta a casa, derramándo por sus ojos su alma, sólo le pedía a Dios que nadie conocido la hubiera visto en la estación y que su marido no llegase a enterarse nunca de lo sucedido.
Para nuestras madres:
para esa generación de mujeres que se dejó la vista cosiéndonos unas alas.

Serie ESPACIOS VACÍOS
Fotografías de Sebastián Izquierdo

miércoles, septiembre 27, 2006

Onanistas.


"No hables mal de la masturbación. Es la única manera segura de hacer el amor con alguien a quien se ama". Annie Hall.

Tras siglos y siglos de condena, parece que llegados al siglo XXI la masturbación comienza a ser algo aceptado por una gran mayoría. Es curioso como consideramos lógico el propociornarlos a nosotros mismos placer físico al tiempo que llevamos el concepto de autocrítica hasta límites que rozan lo extremo.
A pesar de la genialidad de la frase de Woody Allen discrepo en un aspecto: la masturbación se convierte en un acto de amor con alguien a quien se detesta, en muchos casos. Actualmente, por lo visto, considerarse a uno mismo como autoexigente es algo digno de admiración. Yo creo que para una gran mayoría esa autoexigencia se ha terminado convirtiendo en una lenta pero firme autodestrucción. Me ha sorprendido conocer a personas con una grandisima capacidad, seres increíbles, que pasan gran parte de su vida fustigándose por lo que no son y por lo que nunca llegarán a ser. Me he horrorizado viendo a mujeres guapísimas odiando su propio reflejo en un espejo, e intentando alcanzar por cualquier medio un cánon de belleza plástificado y con fecha de caducidad. Me ha apenado conocer hombres que hacían alardes de fuerza no sólo física, sino también psíquica o emocial para ratificar delante de todos los ojos expectantes su hombría, a pesar de estar destrozados por dentro.
El ser humano es egoista y piensa en sí mismo por encima del resto, es inevitable, venimos marcado por las reglas de la supervivencia. Pero contradictoriamente, todo nuestro afán por acumular y obtener lo más posible cada uno para sí , choca con nuestra incapacidad de aceptarnos tal y como somos. En ningún momento hablo de pensar que somos la hostia, mejores que nadie. No. Todos somos vulgares, al fin y al cabo, dentro de un mundo tan grande, pero no debemos olvidar que en nuestro propio espacio, en nuestro universo particular, somos alguien especial.
Yo abogo por intentar mejorar, superarnos e intentar"ser mejores", si es que alguien sabe lo que eso significa. Pero al final, lo único que nos queda es reírnos de nosotros mismos, y aceptar que, nos guste o no nunca seremos perfectos. Se trata de simplemente de intentar caernos bien a pesar de ello. Así como cuando hacemos el amor de alguien del que estamos enamorado en ese instante nos resulta imposible verle como alguien vulgar y sin valor, cuando practiquemos la masturbación debería ser igual. Estamos ante una persona capaz de hacernos feliz y debemos corresponderle como se merece.
Así yo apuesto porque todos seamos onanistas, no sólo fisica, sino también mentalmente. Seguro que el mundo sería un poco menos horrible, y seguramente, tendríamos mayor capacidad para amar y disfrutar del resto de la humanidad.

Fotografía de Helmut Newton.

martes, septiembre 26, 2006

Cherry Dream

últimamente mis sueños estaban plagados de pesadillas. cada vez que me introducía en mi cama me preparaba para tener que afrontar todas mis fobias y mis miedos: animales salvajes que me atacaban, saltos de cornisa en cornisa, caídas al vacío... entre las pesadillas y el insomnio, soy conocedora de todas las torturas nocturnas que uno puede llegar a sufrir.
hace unas semanas que las pesadillas cesaron de repente. una noche dejé de soñar, y así he pasado dos semanas hasta ayer.
anoche tuve uno de los mejores sueños de mi vida: me encontraba en una nube roja, suave y cálida, intentando dormir. era un objeto casi etéreo, con una textura parecida a la esponja y, lo más curioso, olía y sabía cereza. no sé porqué últimamente las cerezas son un elemento persistente en mi vida.
el sueño fue muy breve: allí estaba yo tumbada desnuda sobra la nube, dejándome mecer hasta dormirme. a medida que iba cerrando los ojos notaba unas manos por mis piernas y mis brazos, algo frías, pero agradables. y me dormía finalmente.
no sé que significa, pero me da igual. es genial volver a tener dulces sueños.

Imagen portada de "Cherry Blossom Girl" (AIR)
(...)
Cherry blossom girl
I feel sick all day long
From not being with you
I just want to go out
Ever night for a while
Cherry blossom girl
(...)

viernes, septiembre 22, 2006

Imperfección.

Y bajo mi aspecto imperfecto se esconde un ser indefenso,
lleno de temores, iusiones y esperanzas.
Y tú, también imperfecto, andas buscándome
para crear la más perfecta imperfección.

Las palabras perdidas te esperan bajo una capa de cristal, en el bar encarnado.
The Auld Dublin, septiembre de 2006.

Íntimos Desconocidos.

Querido desconocido,
a pesar de que no nos presentaron y a pesar de nuestra distancia en el tiempo y el espacio, estas palabras que ahora salen de mi se van a convertir, por un instante, en cadenas que nos unen de un modo insoldable.
Cuando yo escribo, tú no lees. Cuando tú lees, yo no escribo. Pero a pesar de todo, por unos segundos, minutos quizás, mientras tú haces tuyos estos pensamientos aquí reflejados, formarás parte de mí de un modo inconsciente.
Posiblemente nunca sepa nada de ti. Leerás y te ocultarás bajo el manto anónimo que esta inmensa red de araña nos proporciona. Con un poco de suerte y te atreverás a cruzar el umbral de tu escondite y recibiré una opinión, una crítica o un comentario acerca de lo aquí escrito.
No sé si mi faceta exhibicionista me aportará algo más, pero tengo claro, que aunque nunca nos veamos ni logremos intercambiar más que un par de líneas escritas en un soporte tan etéreo y volátil como éste, hemos conseguido una conexión que se escapa a nuestro entendimiento. Algo breve nos ha acercado de un un modo indecoroso, cada uno de nosotros se habrá alimentado de las ideas del otro y de sus más profundos sentimientos, y viceversa. Yo por verter mis escritos de un modo indiscriminado y a la libre disposición de cualquiera, tú por haber bebido sin pudor del raudal de origen incierto que se te ofrece. Así, sin quererlo, ambos nos hemos convertido en íntimos desconocidos.

jueves, septiembre 21, 2006

Deseo

Olvida quien eres. Esta noche no existen nombres ni apellidos. No hay documentos, ni fecha de nacimiento, ni lazos familiares, nada que te recuerde tu identidad. Eres sólo piel, eres sólo carne trémula, una boca sedienta, unas manos ansiosas, un cuerpo necesitado de placer.

Olvida la realidad. Esta noche no existen calles más allá de las líneas que surcan tus manos, no hay mas luces que las que encienden las miradas furtivas, no hay más dirección que la que me lleva a refugiarme en tu cuerpo. Esta noche el mundo, se acaba en una persiana entornada.

Olvida el corazón. Esta noche no existen los lamentos, las excusas piadosas ni los miedos inútiles. Hoy no hay lugar para la pornografía sentimental, los sucedáneos de romanticismo ni los intentos fallidos de happy end. Hoy sólo queda sitio para pecados clandestinos, caricias deshonestas, besos con sabor a látex, dos alientos entrecortados y algún fetichismo improvisado.

Olvida la razón. Esta noche no existen los motivos, ni las justificaciones, ni los porqués ni las razones. En esta tenue oscuridad borramos nuestro pasado y nuestro presente, y nos abandonamos al deseo: simple, primitivo y oscuro.


Fotografías de Nobuyoshi Araki

lunes, septiembre 18, 2006

Los ladrones del destino.


Cuenta la leyenda, que hace miles de años cuando las fuerzas del bien y del mal empezaron su eterna batalla se crearon unos libros sagrados que se depositaron en manos de los seres más sabios que habitaban la tierra. Los seres malignos en principio se dedicaban a producir enfermedad, tragedia y muerte sobre la faz de la tierra. Luego lograron algo mucho más peligroso y sombrío: avivar las semillas del odio, la envida y la avaricia en los seres humanos. Entonces se decidió crear los libros, para así poder contrarrestar el poder de los oscuros que iba creciendo por momentos. La importancia de los mismos, era que en ellos se escribía el destino de los seres humanos.

Existían un par de centenares de libros, donde cabía el pasado, presente y futuro de multitud de personas. Los guardianes eran también los que escribían las el devenir de los humanos. De entre todos ellos se escogió al más sabio como Supremo Guardián, al que el resto consultaban en busca de soluciones justas o resolver dudas sobre la escritura de los destinos. Estaban obligados a definir la vida futura de los humanos que se les ecomendaba marcando un hechos significativos por los que tenían que pasar. El resto era dejado en manos de los mortales. El Supremo Guardián velaba porque los escribanos fueran lo más justos posible con los humanos e intentar compensar las injusticias, en la medida de lo posible, de un mundo imperfecto aunque esto último no siempre era posible. Aunque el Supremo era sabio y magnánimo, tenía una pequeña debilidad: castigar a los humanos que no creían en el destino haciéndoles su camino ligeramente más empedrado o demorándoles sus logros para ver si así finalmente se daban cuenta de que aunque no quisieran todo estaba escrito.

Aunque los libros eran celosamente custodiados por los elegidos un día sucedió algo terrible: tres de los ejemplares desaparecieron. Todos los guardianes se convocaron en una junta. ¿Cómo era posible que se hubieran esfumado? No tardaron mucho tiempo en descubrir que algunos mercenarios de la oscuridad los habían robado y se habían dedicado "reescribir " el destino de los humanos para encaminarlos hacia sus propósitos. Aunque los guardianes cada día ponían más de su celo en guardarlos, otros ejemplares desaparecieron. El pánico cundió entre ellos cuando el Supremo reconoció que el suyo tampoco estaba. Él como siempre estaba escribiendo en unas hojas el trayecto de las personas a su cargo antes de pasarlas al libro mágico, ya que una vez que se escribía no era correcto modificarlo porque podía afectar a los destinos que escribían otros guardianes. Al finalizar su tarea se dio cuenta de que el libro no estaba en su sitio. Cuando la junta de vigilantes se enteró saltó la alarma definitiva.

Estuvieron muchos días reunidos pero no lograron encontrar solución. Buscaron los libros por todas partes, pero los mercenarios en el caso de ser descubiertos preferían quemar ejemplares antes de que volviesen a caer en las manos de los guardianes. Pasaron los meses y la situación se hacía cada vez más insostenible, y el Supremo Guardián ya no dormía pensando en que podían hacer, ya que los seres superiores ni siquiera podían ayudarles ya que ellos estaban enzarzados en otras batallas más complejas. Una noche meditando casi al borde de la locura el Supremo se tropezó con algo que sobresalía de colchón. Con ojos de sorpresa descubrió su libro intacto. A pesar de su sabiduría el Supremo comenzaba a tener pequeños despistes debido a su edad, y no recordó que una noche releyéndolo y pensando en lo que iba a escribir se lo llevo a la cama y lo guardó bajo su colchón para que estuviera más seguro.

El Supremo Guardián lo cogió y al abrilo sorprendido vio que había hojas que él nunca llegó a escribir. Los humanos no dejaron de vivir a pesar de que él no escribiera su historia, eso ya lo sabía, pero con sus acciones el libro si se iba escribiendo sólo. Entonces fue a consultar sus apuntes y descubrió con sorpresa, que aquellos que él "castigaba" por no creer en el destino haciéndoles esforzarse el doble habían logrado más éxitos y felicidad en mucho menos tiempo que aquellos que sí creían. Y leyendo sus historias se dió cuenta que sus vidas a pesar de no haber sido tuteladas por alguien tan sabio como él tampoco habían sido tan horrendas.
Al día siguiente se convocó una reunión extraordinaria de los guardianes. Cada uno de ellos tuvo que ir con su correspondiente libro. Algunos pensaron que el Supremo estaba loco ya que si los mercenarios descubriesen esa reunión tendrían todos los libros juntos para poder hacerse con ellos, y sería el fin. Así se lo plantearon los guardianes en dicha reunión, todos ellos muy alterados y disgustados por la actitud de su cabecilla hasta que él puso orden. Les hizo callar y les explicó que había encontrado la solución a su problema: quemar todos los libros. Se oyó un murmullo de sorpresa y tras ello empezaron los gritos de protesta. Haciendo uso de su cargo logro hacer silencio de nuevo y les explicó. Los libros podían caer en malas manos en cualquier momento, y la vida de los humanos se estaba haciendo cada vez más oscura debido a los que los mercenarios ya tenían en su poder. Era preferible quemarlos ahora que estaban a tiempo y dejar que los propios humanos decidiesen el transcurrir de su vida. Les explicó lo descubierto con sus notas y sobre la conducta humana. Como era un consejo de sabios, y a pesar de que les llevó largas hora de discusión, finalmente lograron llegar a un acuerdo. Decidieron que la propuesta del Supremo Guardián era la más acertada. Así todos los libros que estaban en sus manos fueron quemados esa misma noche.

Desde entonces el ser humano adquirió la capacidad de crearse un destino escrito a diario y de manera autobiográfica.

Cuadro de Friedrich " Traveller above a Sea of Clouds"

jueves, septiembre 14, 2006

Eutanasia Sentimental II


Llegó a su vida de casualidad. Se introdujo en su mente sin avisar. Bastó un pensamiento, una sensación, un instante. Sólo eso fue necesario para que entrase dentro él. Y, apartir de ahí, ya no hubo marcha atrás. El sentimiento de confusión fue extendiéndose por todo su cuerpo como una enfermedad veloz hasta que le invadió totalmente. Fue cuestión de un sólo segundo infectarse de ella, aunque previamente había sobrevivido inmune a dos largos años de exposición.
Nunca antes había pensado en ella como una mujer hasta aquella noche en que Pedro, que estaba con él en la parte alta de Tuko le preguntó señalando a la pista ¿no es ésa tu amiga?. Contesto afirmativamente con la cabeza, no sin demostrar un gesto de sopresa al descubrirla entre la multitud acompañada.
Desde que la conocía había tenido varias opiniones respecto a ella. Primero seria y profesional. Luego amable y cordial. Más tarde se convirtió en amiga y colega, una chica divertida, inteligente y comprensiva, cómplice de sus travesuras. Pero nunca la había imaginado como un ser capaz de levantar su líbido o de suscitar ningún sentimiento más allá de un afecto cordial o de un amor fraternal. Pero esa noche allí apoyado sobre la barandilla, descubrió un aspecto de su cómplice que nunca había contemplado. Entre un mar de gente que se movía frenético al son de ritmos brasileños con matices electrónicos, estaba ella enzarzada en un baile rítmico y sensual con un chico que él imaginó del país de procedencia de la música, debido al color tostado de su piel. Ella se movía con agilidad con los brazos en alto y movimientos hiptónicos, como una serpiente reptando por una pared imaginaria. El chico mulato a sus espaldas marcaba con sus manos las curvas de su cuerpo, como haría un escultor para convertir una pieza de barro en una silueta femenina. El fue subiendo sus manos hasta enlazarlas con las de ellas, para hacerla girar y finalmente, una vez cara a cara, seguir el mismo proceso inverso desde arriba hacia abajo. No me imaginaba que tu amiga fuese tan cachonda, le dijo Pedro sacándole de su ensoñación. No faltó una réplica contundente para callar ese comentario poco adecuado y defender a su amiga, aunque él hubiese pensado eso mismo segundos antes. Entonces le vino a la memoria una reflexión que leyó en un libro hacía años, en la que el autor afirmaba que para cualquier hombre resulta enormemente excitante el saber que su mujer es deseada por otros hombres, aunque probablemente pocos serían capaz de reconocerlo. Luego se echó a reir, y pensó que todo el torrente de pensamientos y sensaciones que había sufrido era a causa del alcohol y decidió seguir la noche con su amigo y las dos chicas que les esperaban en la barra.
Pasó el tiempo, y aunque él la pensaba enterrada, esa imagen se quedó presente en su memoria. No le hizo falta mucho para descubrir que Alma conocía muchísimos más cosas de su vida que él de la de ella. A pesar de su aparente imagen de cercanía en muchos aspectos era una desconocida. Ella le escuchaba, le aconsejaba, se alegraba con sus victorias y se apenaba con sus tristezas, pero tuvo que reconocer que, posiblemente, él de ella no sabía más que un montón de información superficial. Era risueña y le contaba que tal le había ido el día. Alguna vez le comentó cosas de sus ligues, de su infancia o de su familia, pero más como vértice de una anécdota que como una confidencia en sí misma. La curiosidad empezó a hacer mella en él, y en cada café, en cada cerveza, en cada cine o en cada salida con ella se intercambiaron los papeles y el se convirtió en su oyente. El no hacía preguntas excesivamente directas, pero hacía muchas preguntas. Ella no acababa de entender el entusiasmo de su amigo por su vida, pero lo que al principio le resultó enormemente incómodo, al final acabó por halagarle y finalmente le sirvió incluso de "terapia improvisada". Así él descubrió una Alma, aunque en esencia igual de entrañable a la que ya conocía, con otros muchos matices insólitos. Se le reveló como una mujer ambigua: independiente y fuerte, pero treméndamente sensible a la vez; un ser hablador y risueño que caía en épocas de hastío y de silencio repentinas; un ser moderado y sensato que guardaba en su interior una persona sensual y apasionada; alguien racional y práctico que, de repente, te hacía reir con sus ensoñaciones infantiles; una amiga y confidente que se preocupaba por saber de ti y alentarte unos días, mientras que al día siguente se convertía que una mujer ausente y fría que apenas te escuchaba porque permacía en su mundo particular. Conoció lo mejor y lo peor de ella. Cuanto más sabía, más crecía su fascinación por esa chica a la que nada más conocer clasificó para sus adentros como "una chica maja, pero del montón".
Una noche de confidencias, sucedió lo que ya había sucedido alguna que otra vez en su imaginación. Un baile llevado a su límite y una noche incesante de mojitos, terminaron con un abrazo fundente y un beso intenso, cálido y con sabor a cereza en un rincón de la poblada discoteca. Esa noche compartieron cama y vigilia, y se prometieron seguir siendo amigos pasara lo que pasara.
Y pasaron días y semanas sin verse. Y pasaron noches cómplices de confesiones y de sexo deshibido. Y pasaron discusiones tontas, cenas con amigos, épocas de mucho trabajo, tardes de cine, encuentros fortuitos y amantes ajenos. Y pasó la primavera y el verano.
Durante todo este tiempo nadie conoció de su íntima relación, tal y como ambos pactaron, pero a él cada día se le hacía más amargo el tener que esconderse. Tal vez porque recordó las situaciones en las que él mismo había pedido esa confidencialidad a sus parejas, nunca siendo un buen síntoma de cara a las pretensiones que tenía con ellas.
Y poco a poco empezaron a pesarle más las ausencias que las noches robadas en las que se escapaban juntos. La enfermedad se iba extendiendo por el cuerpo causándole un estado febril constante, con visiones de su imagen a todas horas. Cada día le resultaba más difícil saciar esa sed constante que tenía de ella.
Todo eso lo pensaba mirándola dormida en su regazo, mientras un dedo surcaba su brazo haciendo un recorrido de ida y vuelta en busca de una respuesta que no había de llegar. El corazón ya no le cabía en el pecho, y empezaba a dolerle así que decidió que ya no había vuelta atrás, que tenía que encontrar algún tipo de cura a esa infección que se estaba apoderando de él por momentos. En ese momento ella abrió los ojos, obligándole a afrontar el origen de sus males.
Sin apenas intercambiar unos buenos días, ella con cara asustada giró su cuerpo dándole la espalda. ¿Habría sido capaz de leerle su pensamiento? ¿Tanto miedo tenía de lo que él le pudiera decir? O quizás lo que le horrorizaba no era lo que él sintiera por ella, ya que en su opinión ella lo sospechaba hace tiempo, sino lo que ella sentía por él.
Mientras jugaba con el pelo lacio de ella que permanecía inmóvil con la mirada fija en la pared desnuda se armó del valor necesario aunque sólo supo decir "Alma, tenemos que hablar". A lo que ella contestó con un escueto y firme "no hay más remedio"...

Serie ESPACIOS VACÍOS

FURIOUS

Por fin ha llegado el día. Muchos lo esperaban, otros creían que nunca llegaría. Finalmente ha sucedido: la furia ha llegado a mi vida. Hoy no esperéis sonrisas complacientes, ni consejos fraternales. No busquéis en mí consuelo, ni palabras agradables, ni mi calma, ni mi mesura. Alguien ha abierto la Caja de Pandora y ya no hay quien la cierre. No voy a ceder ni un milímetro. No haré concesiones a nada ni a nadie. Fuera lo políticamente correcto. No me interesa lo que hagas con tu vida, pero ni se te ocurra opinar de la mía.
Estamos en épocas de tornados que todo lo destruyen y dan lugar a una nueva realidad. Advertidos quedáis...

sábado, septiembre 09, 2006

Muerto el Odio.

Destellos de esperanza
nacimiento de ilusiones
fuego de nuevas pasiones
ya no hay placer en la venganza.
Serie HAIKUS, 1998.

Tristeza infinita.

Suspiros encendidos
lágrimas derramadas
sueños perdidos
tu único tesoro, la nada.
Serie HAIKUS, 1998.

jueves, septiembre 07, 2006

POR SI ACASO...

Tengo 26 años y la mayoría de mis amigos son de edades cercanas a la mía, esto hace que uno de nuestros temas recurrentes sea el empleo y alrededores: contratos basura, paro, trabajo no especializado, jornadas de más de 8 horas, sueldos ridículos... y demás variantes de explotación moderna. Traductores trabajando de dependientes, psicologas trabajando de dependientas, filólogas trabajando de captadoras para ong's, publicistas trabajando de camareras... y un largo etc.
Todos nosotros aspiramos a un trabajo mejor, pero unos lo conseguirán y otros no. Siempre te planteas cual será el mejor camino a seguir para mejorar. Yo he optado por un master. Soy de las inocentes que piensan que en la vida con trabajo, estudio y esfuerzo se puede subir escalones. Mejor dicho: era de las inocentes. Cada día estoy más concienciada sobre el panorama laboral y la importancia que en él tienen otras variables como: los contactos de los que dispongas, por supuesto de los enchufes y la apariencia física, y otros aspectos que no tienen nada que ver finalmente con tu formación, experiencia o tus cualidades intelectuales.
Pero quería hablaros sobre la apariencia física... bueno, obviamente para trabajar de cara al público hay que tener un aspecto cuidado. Indiscutiblemente, pero el otro día vi una noticia en internet que me dejó la sangre helada. Transcribo literalmente:


"Como un creciente número de estudiantes en China, Pan Ou dedicará sus vacaciones universitarias a pasar por el quirófano en una operación de cirugía estética que espera que mejore sus posibilidades de conseguir un buen trabajo tras licenciarse".

REUTERS



¿Cirugía para trabajar? Ya lo que me faltaba por oir. Seguí leyendo para ver a que se dedicaba la chica en cuestión. Pues no era para trabajar ni de asesora de imagen ni de modelo ni de nada por el estilo. Pan Ou, es decir la de la foto, estudia derecho. Aquí podeis ver el cambio.
Yo me planteo que en vez de gastar dinero formándome podría empezar ya a ahorrar para: implantes de silicona, rinoplastia, reconstrucción facial, liposucción... como inversión de futuro. Eso si, cuando ya esté divina (y empeñada hasta los topes) ya tendré treinta y pico, y claro, estonces será cuando me toque empezar con liftings y estiramientos.
De hecho, si esto se generalizase como moda, me imagino en 10 años los cv's como books de modelos. En la primera hoja pones nombre, edad y estudios (licenciada, diplomada...) y luego fotos de cuerpo entero. En la última hoja otros datos de interés, y ahí ya te encargas de poner el resto: experiencia, masters, idiomas...
Yo de cualquier modo, inocente como soy, quiero pensar que es una tendencia sólo en China, y que aquí no llegaremos a esos extremos. Aunque, como voy aprendiendo a base de golpes, el lunes por si acaso llamo a Corporación Dermoestética. Por si acaso...

Noticia de la Agencia Reuters. ¡Qué no me lo invento!

viernes, septiembre 01, 2006

La vida es una tómbola.


Elige un color. Házlo tuyo. Aferrate a él. Y juega.
La partida no ha hecho más que comenzar.
Quizás la fortuna esté de tu lado.

(Eso sí, si alguien te ofrece más... ¿Qué importa cambiar de color???)